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UN RAYO DORADO©






Tan radiante, como el rayo dorado que alerta la vida cada mañana. Esa luz que nos recuerda lo afortunado que somos al escuchar el canto del gallo anunciándonos el amanecer; una nueva historia, una bendición más en la lista, un rayo dorado que ilumina a la tierra, y que es tan justo, generoso y dador de vida, fruto bendito que llega a nuestras entrañas. Cómo no llamarla Madre Tierra, si nos provee de alimentos y de ese elemento vital –oxígeno- resultado de la fotosíntesis.

Dignas dadoras de vida, de calor y de sustento, con una conexión prodigiosa con la Madre Tierra y como un sol las mujeres rurales siembran valores y esperanzas en hogares de las zonas marginadas de México. De acuerdo a la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del 2014, las mujeres rurales representan el 11.8 por ciento de la población total en nuestro país, ubicándose principalmente en los estados de Veracruz, Chiapas, Oaxaca y el Estado de México.

En busca de mejores oportunidades económicas, los hombres han tenido que emigrar de sus localidades, quedándose las mujeres a cargo de sus hijos, de sus ancianos, de sus tierras y de todo aquello de lo que son capaces de hacer. Con instinto maternal y lo mucho que dan de sí mismas, sin medir jamás los sacrificios, las trabajadoras invisibles ayudan a sostener el campo mexicano, siembran, cosechan, pescan, cuidan aves, acarrean agua y leña, paren, crían y alimentan a la familia, es injusto que a estas mujeres rurales se les etiquete como el sexo débil.

Al respecto, en 1955, surgió en Pekin por iniciativa de la ONU, celebrar a la Mujer Rural, estableciendo para ello el día 15 de Octubre. Pero como se trata de resaltar la importancia y contribución de la mujer, esta celebración se vincula con el Día Mundial de la Alimentación (16 de Octubre) y con el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza (17 de Octubre). Vaya relevancia que tiene el género femenino para mover este triángulo dentro del círculo de la vida rural. Y qué decir de la igualdad de género y de los derechos de las mujeres, cuando es a éstas a quienes se les discrimina y se les dificulta acceder a sus derechos humanos para una vida digna.

El dicho dice que: el trabajo es empezar. Al menos, las instituciones han reconocido la Feminización de la agricultura (SAGAR-IICA, 1999) ahora nos resta contribuir a través de la educación y capacitación, para que nuestras mujeres rurales como un rayo dorado, orgullosamente continúen regando de colores el campo, y embelleciendo con su pasión, las semillas de la creación.




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© 2025 por María del Consuelo Lozano Moreno

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