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ELEVA ANCLAS©




Cuando en la vida el ser humano pasa por momentos difíciles, estrujantes, y de desafíos, esos que van marcando la manera de ser y de reaccionar, esos que la cerrazón opaca la conciencia de la luz del corazón. ¿Qué sucede cuando lo que se va viviendo, deja espinas en la mente y en el corazón? ¿Cómo enfrentar una enfermedad terminal, un secuestro, un accidente o la muerte de un ser querido? ¿Por qué se torna tan difícil elevar anclas y hacer que la persona retome el sentido a la Vida?

Acaso es porque se fijan las emociones a una cadena que se ancla en el fondo del mar de las tristezas, de las amarguras, de las decepciones y de las inseguridades, esas que hacen que a pesar de la fuerza de las alegrías, cariño y satisfacciones, la nave permanezca quieta.

Aun siendo difícil de reconocer, virando el timón, esas emociones forman parte de los aprendizajes adquiridos en cada etapa de la vida. Cuando pese al dolor que se pueda sentir, se decide no sufrir y entonces se saca lo dulce y se confronta lo amargo. La persona ha desarrollado la capacidad de adaptarse positivamente a situaciones adversas, así que ha llegado a lo que se conoce como Resiliencia. Es cuando se asume que todo pasa y que hay que sobreponerse a experiencias de dolor emocional y que hay que salir adelante, es momento de elevar anclas.

Todas las personas tienen la capacidad en mayor o menor medida para sobreponerse a la adversidad y para ser capaces de seguir adelante, incluso, a transformarse a partir de lo vivido. Sólo basta encontrar una razón, un sentido para vivir. En palabras de Viktor Frankl, neurólogo y psiquiatra austriaco que sobrevivió en el campo de concentración de Auschwitz, el hombre es capaz aún en situaciones extremas, de descubrir soluciones frente a los infortunios, ya sea para protegerse, como sentido de supervivencia o como desafío, pero consigue encontrarle sentido a su vida y hacer que las crisis se conviertan en oportunidades.

Si la supervivencia es parte de la naturaleza humana, entonces responsabilizarse de los actos ante la adversidad es parte de la vida, pues más allá de sobreponerse y tomarlo como desafío, es explorar humildemente la magnificencia que hay dentro de cada ser, en cada corazón, en cada alma, sólo hay que elevar anclas y reconocer la capacidad por auto trascender.








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© 2025 por María del Consuelo Lozano Moreno

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