PIES ALADOS
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El 5 de septiembre de 1983 se instituyó el Día Internacional de la Mujer Indígena, en honor a Bartolina Sisa, aguerrida indígena Aymara de América del Sur, quien murió torturada un 5 de septiembre de 1782.
Han pasado 235 años desde aquel triste y doloroso suceso. Es lamentable que aún las mujeres indígenas sigan luchando contra el racismo y la exclusión. Sufren una doble discriminación por ser indias y por ser mujeres. Sin embargo, no se cansan de luchar por preservar la riqueza de sus conocimientos ancestrales. En su grandeza femenina son dadoras de vida y ayudan a otras mujeres a dar vida. Tienen un apreciable y valioso sentido maternal. Son curanderas y parteras; portadoras de su cultura, del conocimiento tradicional, pero sobre todo heredan con valor y amor su identidad indígena, su propia cosmovisión. Además con sus cuidados logran que incluso sus animales tengan mejores atenciones de crianza.
Ese legado indígena está lleno de sensibilidad y sintonía con la vida, con el cosmos, con la divinidad. Esa divinidad que se ha manifestado ante la presencia de nuestros indígenas, como la aparición de la Virgen de los Ángeles quien se manifestó a Juana Pereira, una mujer indígena. Ella encontró la imagen de la Virgen tallada en piedra negra cuando iba a recoger leña en los bosques de Cartago, Costa Rica.
Como Juana Pereira, la mujer indígena ha contribuido al sostén del hogar. Sus actividades son variadas, si no recolectan leña, acarrean agua, siembran, y pastorean. Un ejemplo más de lo valioso que es la mujer indígena, lo encontramos en María Lorena Ramírez; mujer Tarahumara quien todos los días recorre largas distancias entre las montañas de Guachochí, Chihuahua, para cuidar de sus cabras y de sus borregos. Orgullosa de sus raíces, porta faldas largas cosidas por ella misma y calza sandalias de cuero y suela de caucho de neumáticos reciclados. Lorena es una mujer que lleva en la sangre el legado cultural de los pies ligeros o pies alados como se conoce a los Rarámuris, quienes enseñan a sus hijos cómo apoyar el centro del pie como técnica esencial para resistir entre veredas. Los y las corredoras internacionales de alto rendimiento, usan ropa deportiva de marcas costosas, de esas que publican todo lo que van recorriendo los runners en sus carreras, no logran comprender cómo una indígena puede decir que nunca ha entrenado, a pesar de tener una pericia y fuerza enorme para correr largas distancias. Pocos saben que correr es parte de un legado ancestral, que es parte de su estilo de vida y de su sentido de sobrevivencia. Además, es una destreza necesaria para escapar de las tormentas, para viajar de un pueblo a otro, para cazar animales y cuidar de su ganado. Con pies alados, nuestras indígenas son mensajeras de amor a la tierra que las vio nacer, a la tierra que nos da identidad como cultura mexicana.