ESTRELLAS EN LA TIERRA
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Bernardo Bučo creador de la estatua de bronce ubicada en la ciudad de Kaunas, Lituania, conocida como “El Sembrador” se inspiró en la pintura al óleo del esloveno Ivan Grohar, llamada precisamente Sejalec” (El sembrador), ya que muestra a un agricultor lanzando semillas al campo. Posteriormente el artista urbano Morfai, complementó el escenario artístico, pintando estrellas en la pared del fondo. Desde entonces a la estatua se le conoce como “El Sembrador de Estrellas”.
Durante el día, la estatua sólo muestra a un hombre que está sembrando. Detrás y a su costado, un muro evidencia unas estrellas que parecieran estar desubicadas. Transcurridas las horas, la estatua toma un nuevo significado. Al llegar la obscuridad de la noche, las estrellas cobran sentido y nos dejan observar lo que a la luz del día, no vemos. La obra se transforma. A la sombra del labriego se han integrado las estrellas. El arte se magnifica y vemos a “El Sembrador de Estrellas”.
Podemos decir entonces que estos tres artistas: Grohar quien pintó al sembrador, Bučo al moldear la estatua y Morfai al generar el efecto óptico, nos guían a mirar desde diferentes perspectivas; hacen posible que reconstruyamos el significado de las cosas, de las historias, de las situaciones y de las experiencias. Aun cuando el sembrador piense que está solo, hay estrellas a su lado. Son esas estrellas que en la tierra encienden su luz interior para iluminarlo, para acompañarlo, para recordarle que no está sólo. Son aquellas personas con las que nos vamos interrelacionando a lo largo de la vida, y que con el sol de su sonrisa, iluminan el día de las estrellas más cercanas.
En la historia de las civilizaciones, las estrellas han servido para orientar; han estado presentes en esos momentos en los que tomar una decisión se torna difícil; y acuden cuando se duda de lo que uno es capaz de hacer o enfrentar. En cada situación y condición basta ver las estrellas, escucharlas, leerlas, recordarlas o saber que están ahí, cerca de nosotros, brillando como puntos luminosos. Sean estrellas cálidas o frías, iluminan nuestra estancia en la tierra, nos hacen confiar en nuestra luminosidad, nos recuerdan quiénes somos, nos hacen vernos, descubrirnos, conquistarnos, nos ayudan a sacar lo positivo de lo diferente, nos ayudan a superar nuestras propias limitaciones, nos impulsan a tocar el cielo.
Como conglomerados de estrellas, con personalidades magnéticas nos encontramos en nuestras diferencias con los otros. Son almas grandes con quienes compartimos las emociones de la vida; creemos lo que somos a través de ellos; nos impulsan a desafiarnos y a crear lo extraordinario; nos inspiran a transformarnos en mejores seres humanos, para gozarnos, para interpretar lo diverso del mundo, para disfrutar juntos el viaje.
A todas las estrellas que han dado luminosidad a nuestras vidas, a quienes han confiado en nosotros, a quienes nos iluminan a ser mejores y a no darnos por vencidos, gracias por compartir su brillo, gracias por darnos la confianza de que todo irá bien, gracias por ver en nosotros lo mejor de ustedes, gracias por ser nuestras estrellas en la tierra.